En ocasiones, dividir una propiedad puede ser mucho más beneficioso que dejarla en su estado original. Por ejemplo, para su venta, pero también para arreglar problemas de herencias o incluso problemas en acuerdos de divorcio.
Como comentábamos, una de las partes esenciales, además de revisar la ordenación urbana del lugar en el que se encuentre el inmueble, es revisar bien los estatutos de la comunidad de propietarios. En estos estatutos veremos si se contempla la opción de construir nuevas viviendas y si para ello necesitamos el consentimiento de la junta de propietarios, también la proporción que debe estar de acuerdo.
En todo caso y según la normativa, la división no puede dar como resultado apartamentos con una superficie inferior a 30 metro cuadrados. Es cierto que algunas comunidades autónomas permiten un mínimo de 25 metros para viviendas de una sola habitación, pero hay que informarse bien de las normas que rigen en nuestra zona.
Otro punto a tener en cuenta es que cada vivienda deberá tener una puerta de entrada individual. Además, la distribución en su interior debe cumplir, en ambos casos, los requerimientos mínimos de habitabilidad tanto en dependencias, espacios mínimos, salubridad e higiene y seguridad.