Se está hablando mucho últimamente de la necesidad de dedicar cada día un tiempo al cuidado personal. Lavarse ha dejado de ser solamente una necesidad primaria. Ahora es un verdadero placer, sobre todo si lo hacemos tranquilamente y disfrutando de los beneficios de una ducha termal, con un grifo termostático que sólo pone el agua a la temperatura que te gusta, y un rociador en el techo que relaje tus músculos. Retrasar la hora de la cena hasta que se ponga el sol, te regala más tiempo para ponerte tus cremas favoritas o afeitarte sin prisas. Desde luego, los que salen ganando son los baños con iluminación natural. O los que tuvieron la suerte de ser reformados y reciben luz de las habitaciones anexas (gracias a las paredes de vidrio o las puertas de cristal). Aprovecha ese plus de luz natural, para colocar algunas plantas que purifiquen el ambiente y te relajen.