Esta amenaza nace del uranio que se encuentra bajo los cimientos de tu casa ya que se genera en el proceso natural de desintegración radiactiva de aquel. Un gas nocivo que se puede colar en tu casa por medio de las tuberías de los desagües o por otros huecos mucho más pequeños como es el caso de las grietas de los forjados o en el sistema de impermeabilidad de esa casa.
El gas radón suele preferir suelos graníticos, arenosos y gravas ya que son más porosos. Por el contrario, los arcillosos y compactos (menos permeables) dejan que emane una menor concentración de radón. Eso sí, saber (un particular) si hay concentración en casa es complicado si no se cuenta con los mecanismos técnicos adecuados.
Lo que se puede hacer es consultar el mapa del consejo de seguridad nuclear donde podemos ver el nivel de riesgo de nuestra zona (incluso calle). Otra idea es pedir información al ayuntamiento de cada localidad o bien hacer una medición en casa (si es dentro de una zona de riesgo como es el caso de madrid, galicia, extremadura o castilla y león) para conocer si está afectada o no. Es importante que la medición cuente con la adecuada acreditación y sea hecha por profesionales.