Este tipo de calefacción realmente no debería entrar en la definición propia de chimenea, ya que no se produce ningún tipo de combustión en ella. Realmente son sistemas de calefacción de apoyo que imitan la estética de una chimenea de leña. Está compuesta por un sistema de resistencias eléctricas y un ventilador que distribuye el calor.
Ventajas: son fáciles de instalar, ya que únicamente requiere una conexión eléctrica. Hay muchos diseños disponibles, algunos encastrables, otros portátiles, etc. Las llamas que vemos son en realidad luces y, por lo tanto, son seguras y no producen ningún tipo de residuo.
Consejo: no son recomendables como sistema único de calefacción, ya que tienen entre 1000 y 2000W de potencia, lo que significa un alto consumo de electricidad. No generan calor residual como las tradicionales. A su favor, debemos decir que existen muchos diseños disponibles a un precio bastante económico.