Si fuéramos ricos invertiríamos en una cocina de escándalo. ¿Cómo sería esta cocina? grande, muy grande. Lo suficientemente grande como para acoger a nuestros invitados para picar algo mientras preparamos la cena. Porque claro, nuestra cocina ideal tendría una enorme isla, con taburetes integrados, en los que poder cocinar y disfrutar de una buena charla.
Nuestra cocina ideal tendría luz, mucha luz, por lo que los ventanales serían enormes. Además, querríamos que estuviera todo integrado de forma que su aspecto fuera limpio. En cuanto a materiales, la madera, para dar calidez, pero también un poco de blanco para seguir con esa limpieza visual. Además, sin duda apostaríamos por campanas extractoras de última generación, como las que se alojan en el techo o aquellas extraibles que se colocan en las islas de cocina y que quedan completamente ocultas cuando no se usan.