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Este principio es básico en la decoración. Tenemos que pensar en orientar siempre nuestras estancias acorde a la luz solar, con el fin de aprovecharla al máximo y poder optimizar materiales y espacios. En esta cocina con clara distribución en L, se fomentó el uso de la luz que entraba por la ventana para potenciar bien el espacio. Además, la utilización del color blanco y la madera natural fue un acierto para conseguir ese efecto visual de limpieza y amplitud. El resto de detalles ayudaron a hacer la cocina realmente especial y única: los tiradores, los ladrillos de la pared y las macetas.