Es una de las soluciones más evidentes. Es más, seguro que todos contamos con el típico desatascador manual para el fregadero. Nos puede salvar de problemas más serios en las tuberías, por lo que conviene tener siempre uno en casa.
Para usarlos, conviene que llenemos el fregadero o pila con un poco de agua hasta que el desatascador esté cubierto. No te olvides tapar el rebosadero con un paño o toalla para hacer un efecto vacío. Realiza movimientos rápidos empujando hacia adentro y tirando hacia afuera. Así se crea una presión que logrará desatascar la tubería.
Hay varios modelos a tener en cuenta. Por un lado están los desatascadores con ventosa, que son los más comunes. Por otro, tenemos los neumáticos. Son más modernos y funcionan por empuje de aire y succión. Se apoya en el desagüe y se acciona el mango de arriba a abajo repitiendo esta acción varias veces.