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Una de las cosas que más suele preocupar es la seguridad en el hogar. El gas natural no se almacena, algo que ya de por sí da seguridad. Además, al ser más denso que el aire, tiende a ir hacia arriba y al exterior de las viviendas. Aunque en su combustión se genera monóxido de carbono, las cantidades son pequeñísimas. Por si fuera poco, estas cantidades se diluirán en la atmósfera rápidamente y sin problemas.
¿Y si hay problemas de fugas? al gas natural se le añaden odorizantes químicos con un olor muy característico. Esto significa que, ante cualquier tipo de fuga, se detectará fácilmente el escape de gas.