Los forjados se han hecho nuevos, ya que han sido desplazados para organizar el volumen y poder aprovechar el espacio infrautilizado de la buhardilla, generando una vivienda de tres plantas. Se realizan con bovedillas cerámicas y se han pintado con unas veladuras grisáceas. Es un elemento estructural pero que ha sido pensado para quedar integrado en la decoración.
Las paredes de piedra de toda la vivienda forman ahora parte del acabado interior. En planta baja se combina con zonas acabadas con mortero ocre. Se genera un juego a través de un zócalo de diferentes alturas, tapando zonas de piedras que estaban muy deterioradas y adaptándose a la distribución del espacio interior. El resultado es un acabado interior equilibrado donde predomina el color homogéneo que generan las piedras y el mortero.