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Hoy hay nuevas herramientas, basadas en el mismo principio de funcionamiento, que mejoran la eficacia del desatascador de toda la vida. Es el caso de la aspiradora de líquidos. Se colocan sobre el desagüe y se pueden flexionar para trabajar con más comodidad. Al tirar del émbolo y volver a presionar, se hace el vacío en la tubería y se impulsa aire: esto hace que el atasco se desprenda y sea arrastrado después por el agua. Al igual que con los desatascadores clásicos, es fundamental tapar el rebosadero: si no, no servirá de nada.