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Seguro que tienes uno en casa. O tal vez lo hayas visto en casa de tus padres… hace unas décadas, no había hogar en donde no se guardase un desatascador de goma. Este sencillo útil nos puede sacar de apuros cuando el atasco no es demasiado grave. Su uso es de lo más sencillo: tapa el rebosadero (los pequeños agujeros o ranuras situados bajo el grifo) con un trapo, presionando bien. Al mismo tiempo, coloca el desatascador sobre el desagüe, presiona hacia abajo hasta sacar el aire y tira fuerte hacia arriba. Lo más normal es que el agua vuelva a correr como antes. Muy útil cuando el fregadero no traga pero no está atascado.