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El primer truco, que no es un truco en sí, sino una meta que nos debemos poner para cumplir de verdad, es evitar gastos que realmente no sean necesarios y de los que podamos prescindir. Tal vez ese almuerzo de las mañanas en la cafetería o la cervecita después de salir del trabajo o la suscripción a esa plataforma de contenido de la que luego no vemos casi películas.
Si evitamos esos pequeños desembolsos y metemos en una hucha todo lo que nos supondrían al mes, podemos utilizar ese beneficio extra a otras cosas más importantes.