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El feng shui, la bioconstrucción y la ciencia sostienen que tanto la tierra como el cuerpo humano son campos magnéticos que interactúan. Por lo tanto, colocar la cama en sintonía con ese campo magnético fomenta el descanso y la salubridad de las personas.
En este sentido, lo óptimo es orientar el cabecero de la cama hacia el norte, porque así, nuestro cuerpo no interfiere en el flujo magnético natural de la tierra, que va en dirección sur-norte.