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La máxima siempre presente a la hora de sacar el máximo provecho a estos espacios es hacerlos más limpios visualmente y eliminar todo rastro de personalización de sus antiguos propietarios. En este caso, la regla de menos es más es muy necesario. Así pues, nada de habitaciones o cuartos de baños con tendencia al barroco o esa foto de la familia junto a la televisión o ese albornoz con el que los dueños se secan al salir de la ducha.