Existen tres tipos de humedades estructurales, y pueden llegar a ser muy peligrosas cuando aparecen en la pared. Es el caso de las humedades por condensación, las humedades por capilaridad y las que tienen su origen en las filtraciones laterales.
En el primer caso se trata de un fenómeno natural que aparece con acciones tan cotidianas como darse una ducha, cocinar, lavar la ropa… esto no tendría mayor complicación, salvo si se da la situación de que no hay una ventilación óptima en casa. En ese caso se produciría un contraste entre las diferencias de temperatura que lleva a que esa agua evaporada se “pegue” a las paredes más frías de la casa.
Por su parte, cuando son humedades en la pared por capilaridad estas surgen en la misma tierra. El agua del suelo penetra por los cimientos y va ascendiendo. Por último, cuando ocurre una filtración lateral es cuando el agua circula a través de los garajes, sótanos o los muros a causa de una infiltración del agua del exterior.