Las humedades por filtraciones son uno de los tres tipos de humedades más habituales que pueden darse en una vivienda, siendo los garajes, sótanos y plantas bajas las estancias más comunes a sufrirlas. Aparecen cuando el agua presente al otro lado de un muro, penetra dentro del edificio a través de la pared de forma lateral. Por ello, todas las estancias en contacto directo con la tierra sobre la que esté construida el edificio, son muy sensibles a padecer este tipo de humedades.
Sus problemas pueden ser muy variados, desde inundaciones, hasta el deterioro de revestimientos o la aparición de manchas de humedad y salitre en la pared. Aplicando soluciones temporales como pinturas antihumedad, se agrava esta situación, porque no solucionan el problema de raíz, sino que proporcionan una falsa situación de bienestar que oculta el origen real.
El problema más grave, es el que no se ve. El agua filtrada, degrada lentamente los materiales de construcción por los que pasa (ladrillos, hormigón, morteros…), e incluso, la armadura de forjados, vigas y pilares pueden llegar a oxidarse. Por tanto, si no damos con una solución definitiva a tiempo, la estructura completa del edificio puede llegar a peligrar.