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No se trata de agasajar a tus invitados, sino de pensar y planificar en un menú acorde con las fechas en las que estamos. No puedes ofrecer el mismo menú en verano y en invierno. Por ejemplo, si es verano, puedes optar por cremas frías, gazpachos, tartar, ensaladas... Y si es invierno, un buen cocido o unas fabes harán las delicias. Lo que hay que pensar bien es qué plato principal vas a ofrecer y en base a él, planificar tanto los entrantes como como el postre. aunque una variada tabla de quesos siempre es bienvenida...!