La arquitectura no puede enseñar a crear, pero puede generar un ambiente propicio para el proceso de creación. Por un lado tiene que ser una generadora de cultura. De esto se encargan diferentes funciones del programa de necesidades: biblioteca, contenidos digitales, etc. Es importante que haya un intercambio de relaciones entre las diferentes personas que van a trabajar en el cidea, ya sea colaborando directamente en proyectos, comiendo juntos, descansando o haciendo diferentes actividades lúdicas.
También la arquitectura debe crear, en la medida de lo posible, procesos en los cuales el individuo se suma en un estado inconsciente propicio para la creatividad, generando situaciones de relax, agradables e inspiradoras.
Por último, la arquitectura debe disponer de los mecanismos suficientes para la realización de las diferentes actividades creativas que se van a desarrollar en el cidea, las cuales se desarrollarán principalmente en el edificio faro cidea (antiguo edificio racionalista) como son la radio, televisión, experiencias culinarias, etc. También responderán a parte de estas funciones los edificios que no corresponden a nuestro ámbito de actuación, que están en la entrada de la parcela.