Muros, sótanos, garajes, trasteros… son algunos de los elementos y espacios de inmuebles que pueden resultar gravemente dañados tras el azote de un temporal como el que vivimos con filomena a comienzos de este año en algunas zonas de españa.
Y es que esas bajas temperaturas unidas al agua (ya sea de lluvias intensas o de deshielo tras intensas nevadas) comprometen esas estructuras en forma de filtraciones y condensaciones por esa diferencia de temperatura como se ha argumentado anteriormente. Algo que también sucede cuando la ventilación de esas estancias es nula.
Es por eso que tras el paso de esa climatología adversa conviene ponerse manos a la obra para iniciar el tratamiento adecuado en cada caso. De lo contrario, dichas humedades pasarán a convertirse en crónicas y a ser prácticamente irreversibles. Dicho de otro modo, un peligro serio tanto para la resistencia estructural de la edificación como para la salud de las personas que habitan o trabajan en la misma.
Una solución en manos de profesionales a la que se puede acompañar de sencillos gestos que harán mucho por el inmueble. Es el caso de ventilar varias veces al día ese espacio cuando se observa que hay condensación, además de proceder a retirar la nieve y el hielo de los muros y cubiertas cuanto antes para evitar que penetre el agua una vez se vaya derritiendo con la subida del termómetro.