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Visto en: Gramil Interiorismo Ii
La piedra es un fantástico aislante natural, tanto térmico como acústico. En invierno, con la calefacción o la chimenea, la piedra conserva el calor y lo va desprendiendo de forma residual una vez apagada. En verano, al ser fría, contribuye a disminuir la sensación de calor en el interior de la vivienda. A nivel acústico, su grosor y dureza bloquea más los ruidos.