Las pérgolas de exterior pueden ser de diferentes materiales, siendo por tanto su mantenimiento muy distinto. Por ejemplo, las pérgolas de hierro, deberán ser tratadas con productos antioxidantes, pues, aunque normalmente llevan una capa protectora, con el paso del tiempo puede deteriorarse. Para ello, habrá que lijar la superficie, en el caso de que esté oxidada, con una lana de acero. Si no se consigue quitar todo el óxido será necesario usar un cepillo de alambre. Tras el lijado, además, tendrás que pintar el hierro con una pintura especial que repela el óxido. Si cuentas con poco tiempo, apuesta por un profesional. Asimismo, en el caso de las pérgolas de madera, como sucedía con las tarimas, hay que estar muy pendientes de la hidratación de este material.