En el caso de que nuestro radiador cuente con bolsas de aire, lo primero que deberemos hacer será asegurarnos de que la calefacción no está puesta. De esta forma, la bomba de la caldera dejará de mover el agua y el aire por su circuito. Una vez tengamos este paso, debemos cerrar la llave de paso de agua de los radiadores. Se recomienda, además, que se empiece siempre por el que está más cerca de la caldera, pues es mucho más sencillo y efectivo si seguimos el flujo de agua dentro del propio circuito.
Con la ayuda de una llave inglesa o destornillador adecuado, giraremos la válvula del purgado de nuestro radiador hasta que mire hacia arriba. En este momento, el aire estará introduciéndose por el sistema del purgador y poco a poco irá abandonando también el interior. ¿Cuándo habremos terminado? cuando de la válvula salga líquido. Por este motivo es interesante colocar un recipiente bajo para que no se estropeen suelos como el de madera.
Cuando encendamos nuevamente la calefacción, habrá que asegurarse de que la presión interna del sistema está dentro del intervalo recomendado. Normalmente debe estar entre el bar y el bar y medio de presión.