El siguiente paso será cerrar la llave de paso de agua al radiador que quieras purgar. Conviene empezar siempre por el que está más cerca de la caldera, para poder seguir así el sentido del flujo del agua dentro del sistema de calefacción del hogar. Asimismo, debes saber que hay principalmente dos tipos de purgadores, los manuales y los automáticos.
El purgador manual debes girarlo con un destornillador plano si tiene una hendidura en el centro. Si cuenta con otra forma, deberás usar una llave especial. Cuando estés girándolo, debes colocar debajo un pequeño recipiente lo suficientemente hondo para que pueda ir recogiendo el agua que va soltando al mismo tiempo que escapa el aire.
En el caso de los purgadores automáticos la cosa cambia. Suelen emplearse en radiadores de aluminio, pues se genera más aire en estos modelos. Son bastante cómodos, pues como su propio nombre indica son automáticos. Se activan cuando nuestro sistema de calefacción presenta aire dentro. De esta forma, este purgador permite que el aire acumulado se elimine hacia al exterior sin que nosotros tengamos que hacer nada más.