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Otra alternativa que suele funcionar es el uso de espejos para aumentar la luminosidad de cualquier rincón. Los espejos son perfectos en baños a los que no les llega la luz natural, así que en recibidores hacen la misma unción. Si el recibidor tiene además una forma alargada, puedes jugar con un espejo de gran tamaño para que se proyecte en él la luz artificial y con el efecto rebote, conseguir un recibidor mucho más luminoso y atractivo.