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Llegas tan cansado a casa, que dejas el abrigo en la silla del dormitorio y los zapatos debajo de la cama. Y luego, cuando te vas a acostar, te tropiezas con uno de ellos y ¡ya empieza el mal humor! pero hay un antídoto infalible: empezar a ser ordenado nada más abrir la puerta de casa. Para ello, coloca un pequeño mueble o armario, según el tamaño que tenga tu recibidor y ¡úsalo! en él puedes colocar el bolso, los abrigos, los zapatos del día a día y los paragüas, en lugar de dejarlos por el medio.