Este proyecto es una reforma integral de una cocina, ya que la que había era un poco anticuada y las calidades no eran muy buenas.
Se hizo un cambio no sólo del mobiliario, si no e la distribución, con lo cual el cliente quedó muy satisfecho. Establecimos dos zonas que quedasen diferenciadas; la de la cocina, donde se encuentra la nevera, horno y despensa, y la de office, donde encontramos la mesa con el banco y las sillas y un mueble de apoyo para servicio del desayuno, etc.
Respecto a los acabados, elegimos un pavimento cerámico que imita a la madera, con un estilo nórdico muy neutro y que además es muy resistente y duradero.
Para el mobiliario optamos por el blanco y sin tiradores y para la encimera un bonito silestone de color gris que se utilizó a su vez para el zócalo. Además se baja hasta el suelo en dos laterales, lo que estéticamente queda muy agradable y armónico.
Una de las paredes se pintó de pizarra con efecto magnético, donde se pueden ver las barras que sirven para poner unas plantas aromáticas y que puede servir para dejar notas con apuntes o cosas más personales de los habitantes de la casa, lo cual da calidez al hogar.
Esta idea, nos movió también para hacer una composición de fotografías, láminas y recuerdos, que el cliente tenía guardados, y lo cual, hacía que el efecto fuese mucho más personal.
Se cuidó mucho la iluminación, creando distintos puntos; de iluminación indirecta, con la lámpara colgante, las tiras de led bajo los muebles... Y dejando como luces directas un par de focos de led en la zona de cocina y un aplique de pared con un estilo nórdico muy minimalista que se integra a la perfección con la composición de fotografías.
Todo el mobiliario fue elegido teniendo en cuenta el look global, pero sin olvidar que fuese cómodo y práctico.
Tanto cliente como el equipo, quedamos muy satisfechos con el resultado.
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