Como en muchas ocasiones en la vida, sobre todo cuando hay en juego una importante cantidad de dinero (comprar una casa es lo que tiene aparejado) es importante tomar distancia antes de decidirse por el paso final. En este caso conviene informarse correctamente y comparar todos los productos financieros que existen para conocer dónde conseguir las mejores condiciones.
Así, por ejemplo, si finalmente uno decide comprar una nueva vivienda, eso trae consigo como es de esperar un desembolso muy cuantioso por lo que, en este caso, lo mejor es decantarse por una hipoteca; sobre todo cuando se trata de un inmueble de reciente construcción.
Pero se puede dar el caso de que se compre esa vivienda y necesite una reforma. Ya no hay que pagar tanto como en el primer caso, pero sí es cierto que hay que hacer un gasto añadido (la suma de la casa, que en ocasiones es menor, más la obra en cuestión). En este tipo de situaciones mucha gente se inclina por una hipoteca que cubra los gastos de compra de la nueva vivienda más los gastos de la reforma.
¿Y si uno está bien en su casa actual y solo necesita una reforma? incluso con el paso del tiempo y si un día se quiere poner a la venta, su precio será mayor con este lavado de cara. El dinero que se necesita en este caso es algo menor, por lo que lo que se suele aconsejar es que se opte por un préstamo personal para cubrirlo.