El proyecto busca la reconstrucción del edificio, utilizando métodos y tecnologías más recientes que permitan un mayor confort, pero sin dejar de lado principios arquitectónicos que son parte de su historia.
¿Cómo debe ser el edificio de una empresa de aguas? ¿Debería dejar intuir aquello que alberga? se busca que el agua esté presente en el edificio, tanto en su fachada como ayudando a su distribución interior, siendo en todo momento la gran protagonista. Del mismo modo se busca que el agua guíe en todo momento el recorrido del visitante, conectando los dos edificios que forman parte del mismo conjunto.
El proyecto trata de mantener el esquema general de construcción del norte de portugal. Para satisfacer las condiciones de habitabilidad y minimizar el consumo energético, se actuará sobre la fachada, incorporándole aislamiento térmico por el interior, para seguir conservando los realces en piedra en el contorno de los huecos, lo cual mantiene la armonía propia del edificio.
El proyecto trata de ser un vínculo entre dos núcleos: aquel en que se sitúa la actual sede de la compañía “Águas do porto”, y la nueva sede, ubidada en la quinta de baixo. Por tanto, se deberá acondicionar toda la vía que comunica ambos edificios dotándola de eleméntos característicos que conecten visualmente los edificios.
Se mantiene el suelo adoquinado, elemento característico del tejido urbano y cierto valor patrimonial. Además, se ancheará la acera en parte final del recorrido, aquélla próxima a la quinta de baixo, para que sea accesible no sólo a los vehículos, sino también a los peatones.
Se sustituirá el actual alumbrado urbano de la zona, aprovechando las tomas de luz existentes, pero empleando otro tipo de luminarias que permitan entender este camino como un vínculo entre dos elementos que forman parte de un todo.
Por ello, dado el carácter descendente del recorrido, se incorporará un flujo de agua en el borde de la acera, que permita no sólo marcar la separación entre el tráfico peatonal y rodado, sino conectar visualmente los dos edificios. Este flujo irá a terminará en el espacio público de la quinta de baixo, y desaparecerá, a modo de metáfora, como si fuera un afluente más del río douro, ubicado al sur de la parcela.
La mayoría de los huecos han perdido su carpintería original, en madera, y actualmente aparecen vacíos o tapiados. Estos huecos originales, fijos o batientes de apertura interior, estaban dotados con vidrios subdivididos por parteluces. En su rehabilitación, se emplean carpinterías también de madera, oscilobatientes o dobles de apertura interior, pero sin tal subdivisión en parteluces, acorde con los sistemas actuales.