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No hay nada más molesto que una mancha en una alfombra. Una bonita alfombra que puede quedar arruinada por salsa de tomate, vino y un largo etcétera. Aquí, muchas veces se cree que actuar con rapidez es la solución. Es cierto que cuanto más fresca esté la mancha, más posibilidades de eliminarla tienes, pero no de cualquier forma. Si tiras agua con jabón y frotas fuertemente (algo que solemos hacer todos por instinto o por recomendación) lo único que lograrás es dañar el tejido e incluso hacer que parte de la suciedad quede atrapada. Afortunadamente hay productos específicos también para estas ocasiones, espumas y geles que se rocían y que se dejan un tiempo para que hagan efecto hasta retirarlos. Recuerda, el frotar se va a acabar.