La primera reforma que se puede hacer para cambiar el aspecto de una casa, y al mismo tiempo, darle un buen "lavado de cara", es pintar techos y paredes (reparando previamente posibles problemas de humedad o desconchones, y eliminado el gotelé, si lo tuviera). El poder transformador de la pintura es enorme. El tema de mejorar el suelo nos cuesta un poco más: la obra es mayor y dependiendo del material utilizado se nos puede ir de precio. Pero si lo piensas, no hay mejor momento para hacer reparaciones o cambiarlo que cuando la vivienda está vacía. suelos laminados, vinílicos o porcelánicos de mínimo grosor (se instalan sin levantar el viejo, abaratando el coste) son algunos de los favoritos cuando buscamos un cambio de look muy rápido a un precio asequible. ¿Quieres ganar en sensación de amplitud y unidad estética? elige el mismo suelo para toda la casa.