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Es algo muy pero que muy habitual en las oficinas: que mientras unos se mueren de calor, otros se congelan de frío. Y eso se debe a que el aire acondicionado está puesto de tal manera que no reparte el frío en todas las zonas por igual. Pues bien, eso también pasa en las viviendas. Sobre todo si los sistemas de aire condicionado o calefacción no son proporcionales al tamaño de la vivienda o están ubicados en sitios donde no aportan nada. Como por ejemplo, un aire acondicionado en el pasillo, como supuesta fuente de enfriamiento de los dormitorios que alberga. Vale la pena invertir un poco más, hacerlo bien y aclimatar toda la vivienda por igual, porque, al final, las molestias son diarias.