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Hay un rey sin competencia cuando hablamos de suelos confortables. Ya sabes, el roble natural o de imitación. Pero, también nos sirven los mosaicos hidráulicos o incluso los vinílicos. Si te da pereza levantar el suelo, tienes la opción de pegar encima un adhesivo, o incluso dar una mano de microcemento.
El último recurso, y más barato, es cubrirlo con alfombras (fibra en verano, lana y algodón en invierno). No es lo mismo, pero te servirá hasta que te decidas. Y no te olvides de hacerte con algunas colchonetas o cojines grandes, por si llega la hora de la play.