Este ejemplo de salón nórdico es perfecto para hablar de una correcta distribución de los elementos, de una acertada elección de los muebles, materiales y colores. Un salón debe responder a las necesidades de cada familia. Si nos gusta ver la televisión en el salón, debemos potenciar esa parte; si queremos recibir amigos y hacer tertulias, debemos disponer de una zona cómoda de sofás y mesa... Los nórdicos son muy buenos en sacarle partido a las estancias, que normalmente no son muy grandes. Para este salón se escogió un gran sofá y dos butacas diferentes pero que aportaban un aire ligero. Se complementó la oferta con textiles supercálidos y elementos originales como la mesa o las estanterías. El resultado: un salón muy acogedor a la vez que práctico y bonito. Un salón 10.