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Mientras que el hygge intentaba capturar el momento fugaz y apostar por la comodidad, el lagom asegura que la felicidad reside en la moderación y la frugalidad. Sí, en el término medio está el equilibrio. Ni demasiado ni poco. No hay que renunciar a darse caprichos, pero con los pies en el suelo. Teniendo en cuenta esto, este estilo de vida o filosofía se puede aplicar perfectamente al interior de nuestra vivienda con unas sencillas claves.