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Es una realidad: pasamos casi el 90% de nuestras vidas dentro de edificios y, según ilse crawford, su diseño afecta en nuestro estado de ánimo, en cómo nos sentimos e incluso en cómo nos comportamos. Una de las lecciones que podemos aprender de ilse es que el diseño es una herramienta para mejorar nuestra vida. Como el título de uno de sus libros, “Hogar es donde está el corazón”, no podemos subestimar el poder del diseño en la psicología humana ni la importancia del espacio que habitamos. Los colores, las formas, los tejidos, las texturas o la luz son más importantes de lo que parecen.