Todavía recuerdas la primera vez que aceptaste quedarte con aquel mueble antiguo de tus padres, vecinos, amigos, abuelos, etc. Tenía un valor sentimental tan alto que no podías decir que no, y encima gratis. El problema es que la historia se repite, una y otra vez, y en tu casa no hay más que muebles de unos y otros que nunca has conseguido combinar entre sí. Tienes la sensación de defraudar a alguien si te deshaces de ellos, pero no es así, ellos también tomaron esa decisión en su día.
Solución: Aprende a decir "NO, gracias". Te ahorrarás dolores de cabeza futuros y mucho espacio de tu casa. Te recomendamos que limites a una pieza heredada por estancia, así podrás combinarla con otros muebles más ligeros, como estanterías colgantes o mesas sencillas con patas finas.