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La luz natural pasa a través de nuestras ventanas hasta donde nosotros queramos que llegue. Si impedimos el paso a mitad de la habitación con un gran mueble, entonces estaremos aprovechando la mitad de la luz que tenemos. Por eso, el truco está en dejar las paredes para los muebles más altos y amueblar el espacio central con muebles bajos cuya altura máxima sea el perfil más bajo de la ventana. Así se puede conseguir una luz sin barreras y más homogénea en todo el espacio.