Una de las barreras más importantes a la que hace frente la administración es el desconocimiento, por parte de los propietarios, del potencial de los edificios en términos energéticos. Sí, podemos tener una idea de lo que cambiaríamos, pero lo cierto es que un estudio en profundidad será el único que nos diga claramente qué se podría hacer. De esta forma, se crea la figura del agente rehabilitador, que será el gestor del proyecto llave en mano.
¿Quién puede ser un agente rehabilitador? Cualquier profesional que pueda plantear a la comunidad de propietarios cuál es el escenario real en el que se encuentran. Además, para facilitar todos estos procesos, la administración subvenciona al 100% la creación de un documento: el libro del edificio existente. Este documento será una memoria completa que nos hablará de cómo está el edificio y cuál es el potencial para poder mejorarlo aprovechando todas las ayudas. No sólo hablará de eficiencia energética, también de temas interesantes como accesibilidad, conservación o salubridad, entre otros.
Con este documento se pretende crear un escenario mucho más claro para que las comunidades de propietarios puedan elegir mejor y tomar la decisión correcta en la rehabilitación de su edificio.
Aunque contar con la figura del agente rehabilitador no es obligado, sí facilita las cosas, pues será él el que se encargue de toda la burocracia. No obstante, si la comunidad quiere prescindir de este agente, puede hacerlo. Simplemente tendrán que ser ellos los que soliciten todas las ayudas.