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Algunos lo conocen por su nombre largo, chesterfield, pero la mayoría por su abreviatura. Un sofá tipo chester es siempre un acierto. Lo mismo queda bien en un salón de estilo más actual que en otro vintage o rústico. Los chester no dejan de reinventarse, y cada vez se ofrecen en más acabados, colores o texturas, pero nunca falla su tan característico respaldo bajo, sus brazos curvos o su tapizado capitoné. No son piezas económicas, pero es una de esas inversiones que con los años perduran. Recuerda que si te decides por la piel, es mejor que sea tratada, así te asegurarás su durabilidad y facilidad de limpieza. Mirad qué estilazo le da el sofá al salón entero.