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Datos como la humedad y temperatura que se registra en tu ciudad también son determinantes. Si vives en una región en la que los inviernos son muy pero que muy fríos, quizá sea mejor optar por pavimentos que den calidez. La madera, por ejemplo, es excelente en las zonas más frías, pues conserva el calor dentro de la vivienda. Por el contrario, en las zonas más cálidas, es mejor apostar por pavimentos más frescos.