A la hora de revisar cómo se encuentra este elemento exterior de tu vivienda (que se verá afectado por el calor, el frío, la humedad, el viento, la lluvia, el granizo o la nieve), es importante que no te olvides de la función clave que tiene tanto en la protección de la casa, como a la hora de influir en el diseño y eficiencia energética del inmueble.
Así pues, para que el tejado cumpla correctamente con su función protectora, lo recomendable es que, al menos una vez al año, se realice una revisión de mantenimiento para comprobar el estado de la fijación de las piezas que forman la cobertura (tejas, pizarra, placas…), el posible desprendimiento o rotura de algunas de estas piezas, el estado de los remates existentes, las posibles filtraciones o humedades generadas en elementos auxiliares y, algo muy importante, el estado de los canalones, pesebres y sistemas de evacuación de agua en general.
Tareas todas ellas que es mejor que las hagan profesionales del ramo a la hora de hacer un diagnóstico correcto de las posibles deficiencias de ese tejado. Es más, en esa revisión puede que incluso estos expertos detecten otros problemas desde el interior de la vivienda como son humedades, grietas o filtraciones desde el mismo tejado y que conviene reparar cuanto antes.