Las luces las puede encender el usuario a voluntad siempre que sea de noche. En caso contrario están bloqueadas para evitar que se puedan dejar encendidas durante el día. Además se apagan solas al llegar el amanecer o al armar la central de alarmas al abandonar la vivienda. Las persianas se pueden controlar desde fuera. Sin embargo, no se podrán accionar si se arma la central de alarmas para evitar que entre nadie desde la terraza a la vivienda cuando no hay gente en casa. Tampoco se obedecen si hay alguien durmiendo en el interior de la estancia a la que da acceso, para preservar su intimidad. Además, si no hay nadie en casa y se hace la noche o se pone a llover, se bajan solas, manteniendo la casa siempre segura y con los cristales limpios.