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Cuando estás gozando con tu panda, porque todo va sobre ruedas y la jornada se desarrolla con tranquilidad, en cualquier momento se tuerce y comienzas a encadenar problemas y se te hace de noche en una montaña perdida con un frio que se deja sentir y va penetrando en tus huesos y en tu cerebro.
Has arrancado la etapa a las 8 de la mañana y no quieres saber que hora es, solo quieres acabarla. Pase lo que pase hay que llegar al final para mañana empezar la siguiente.