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Cuando compramos un producto para limpiar cristales, muchas veces estos no quedan tan limpios como esperamos. Y es que todo depende de los componentes que tenga el limpiador. El amoniaco es el principal aliado contra la suciedad que hay en los espejos y en el vidrio porque desengrasa con mucha facilidad las superficies. Si quieres obtener los mejores resultados, puedes hacer tú mismo la siguiente composición: una dosis de 100 ml de amoniaco y 25 ml de agua. Con esta sencilla mezcla, conseguirás magníficos resultados.