Si se quiere apostar por la sostenibilidad, un primer paso puede ser comprobar el estado del aislamiento de la vivienda ya que si este es el adecuado esto se traslada a una optimización del consumo energético que se hace. De lo contrario, se despilfarra una cantidad ingente de energía sobre todo en los días de más frío o más calor.
Un caso práctico: los vidrios de ventanas o de puertas que dan acceso al exterior en forma de balcones o terrazas. Si en esos casos se opta por un material eficiente y por una buena instalación se evitará que el frío se cuele en invierno (con el consiguiente gesto de subir los grados de la calefacción) o el calor en verano (en este caso lo que se hace de manera automática es poner a tope el aparato de aire acondicionado).
Esta combinación favorece que haya un menor consumo energético. Un aislamiento térmico que apuesta por la sostenibilidad, la ecología y el cuidado del medioambiente.