Como nos apetece hacer un artículo en tono positivo, hablemos de las ventajas que tiene cada opción. Por ejemplo, en el caso de tener un bidé en el baño, las ventajas están relacionadas con la higiene íntima. No es de extrañar, pues este sanitario se inventó precisamente para una higiene personal que no se consigue con el papel higiénico. Asimismo, también podríamos decir que ayudamos al planeta, pues nos evitamos esas toallitas húmedas que son tan cómodas pero que crean tanta controversia por sus efectos en los desagües.
Hay que señalar que, además, el bidé permite que podamos lavarnos otras zonas del cuerpo sin necesidad de pasar por la ducha. Una forma más rápida que ahorra tiempo y agua. En el caso de las personas mayores es muy interesante, pues ayudan bastante en su aseo. También sucede con los niños, siendo una pieza usada muchas veces sustituyendo las bañeras especiales para bebés.
¿Tenéis mascotas? quizá sea mucho más fácil bañarlas en el bidé que meterlas en una bañera o en la ducha. Además, ensuciará menos.