En el caso de los peques hay que enseñarles a no dejar las toallas en el suelo, tirar siempre de la cadena y a ser cuidadosos a la hora de ducharse o lavarse los dientes. Insiste en esto: detrás vendrá alguien a usarlo también y querrá encontrarlo limpio, igual que lo encontraste tú. Los más mayorcitos ya pueden incluso ocuparse de limpiar el lavabo o la ducha al menos una vez a la semana, dejar niquelada la mampara después de ducharse, incluso secar los grifos (muy importante en zonas con mucha cal si no tenemos descalcificador), o pasar la fregona alrededor de la ducha. Por desgracia, muchos adultos no aprendieron de niños esta norma básica de convivencia. Ponte manos a la obra para que esto no les pase a tus hijos.
- Al final, todo es cuestión de tener paciencia, ser constantes y sobretodo convertirnos nosotros mismos en un modelo a seguir. Niños y mayores deben entender que una casa no se mantiene limpia sin ayuda. Colaborando todos en las tareas diarias, se acaba antes, evitamos mucho mal rollito y tenemos más tiempo para hacer cosas mucho más bonitas y divertidas que limpiar.
¿Y en tu casa, se reparten las tareas? ¿O es tu próximo objetivo? cuéntanos cómo lo has conseguido o por dónde piensas comenzar si estás a punto de dar el paso.