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A los baños no les queda otra que soportar la humedad. Más aún cuando se trata de estancias interiores y sin luz natural. Si tienes la suerte de disfrutar de una ventana, explota al máximo su capacidad. Merece la pena cambiar ese pequeño ventanal por otro mucho más grande que deje entrar la luz y salir la humedad tras la ducha. Si fuera interior, pide que te instalen un buen extractor y haz un estudio correcto de la luz, para que luzca bien, sin que se dispare tu factura a final de mes. Si te gusta el aspecto de la madera en suelos o paredes, valora añadir revestimientos vinílicos, se parecen cada vez más a la madera original, pero no sufren sus males por culpa del exceso de humedad.