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A veces, una mala distribución de los sanitarios hace que nos demos golpes o que usar la ducha o el lavabo resulte incómodo. Por eso, conviene tener claras algunas medidas mínimas a la hora de planificar el baño: se recomienda colocar el lavabo a unos 85 cm del suelo para que no tengamos que inclinarnos demasiado y nos resulte cómodo usarlo. Entre el inodoro y cualquier otro sanitario o mueble, debería haber como mínimo 30 cm de distancia para no tropezarnos.