La siguiente intervención, nace como experimento digamos “social”, en el que los arquitectos, tras una realidad tan estrictamente globalizada, pretenden demostrar y recordar cuales son las necesidades básicas y necesarias para llevar a cabo tu día cómodamente, y para más inri lo hacen en una minicasa de 13m². Este proyecto adquiere unos aires muy delicados e inocentes gracias al uso estratégico de los colores y de la madera, que lleva la voz cantante.
ideas brillantes: en un espacio tan pequeño el uso de mobiliario “inteligente” es la salvación, pues aquí, la cama aparece y desaparece según el momento del día, para dejar la planta libre y despejada, los bancos se prolongan para crear más espacios y se convierten en baúles y los escritorios se esconden en las estanterías, todo muy práctico y funcional.